C. S. Macías . | larazon.es | 01-06-2015
Pitada pasada de decibelios. El Athletic Club y el FC Barcelona se enfrentaron el sábado en la final de la Copa del Rey en el Camp Nou. En los prolegómenos del partido ambas aficiones se fueron de tono, el de la falta de respeto, y llevaron al terreno de juego la contienda política con la excusa deportiva. Cuarenta y ocho segundos duraron los acordes del himno nacional mientras ambas hinchadas no dejaron ni una nota sin pitar, cometiendo así el primer «fuera de juego» desde las gradas.
En el palco, el Rey Felipe VI, solemne y serio mientras sonaba el himno nacional. Le acompañaba el presidente de la Generalitat, Artur Mas, con gesto sonriente ante el griterío y los silbidos, como si con la pitada escuchara acordes de independencia.
En el segundo tiempo llegó el comunicado de condena del Ministerio de la Presidencia. «Cualquier muestra o manifestación de intolerancia es siempre reprochable; y lo es más todavía cuando busca la repercusión pública aprovechando un espectáculo deportivo que todos los españoles tienen derecho a disfrutar, sin la protesta y la perturbación que algunos quieran imponer». El Gobierno advirtió de que «las cuestiones ideológicas o políticas no deben interferir en el normal desarrollo de los acontecimientos sociales, culturales y deportivos», y consideró que quienes promueven y participan de actuaciones como ésta pretenden hacer pagar las consecuencias de su proceder a los aficionados al deporte y al conjunto de ciudadanos, a quienes no demuestran la más mínima consideración».
En el mismo texto, Presidencia anunció, como consecuencia de lo sucedido, la convocatoria de la comisión estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte con el fin de denunciar las «actuaciones inconvenientes y, en su caso, proponer las sanciones que fueran procedentes, en aplicación de la vigente legislación, cuyos principios deben ser preservados», y así se les hizo saber a los presidentes de la Real Federación Española de Fútbol y de los clubes participantes en la final, de manera preventiva, mediante una misiva remitida el 27 de mayo por el presidente del Consejo Superior de Deportes y el Secretario de Estado de Seguridad.
También los socialistas expresaron su repulsa «por los comportamientos incívicos» demostrados en el Camp Nou. Mediante un comunicado destacaron que la convivencia democrática «exige también respetar los símbolos, incluso por parte de aquellos que no los sientan como propios». Según fuentes socialistas, el propio secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, llamó ayer al Rey Felipe VI para transmitirle «todo su apoyo y el del partido» además de sus respetos por los símbolos del Estado. Asimismo, le manifestó «la importancia de mantener el prestigio de las instituciones y los símbolos», informa Efe.
El secretario general del PSOE en Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, mostró su tristeza por lo ocurrido en el Camp Nou y denunció que «cuando pitan el himno nacional se están pitando a sí mismos». «Los lazos comunes que tenemos han servido durante más de 500 años y pueden durar otros quinientos».
El vicesecretario de Política Autonómica y Local del PP, Javier Arenas también tildó de «lamentables» los hechos y defendió la libertad de expresión compatible con el respeto a la monarquía, a la jefatura del Estado, a la Constitución y a los símbolos nacionales. «Habría que plantearse estudiar si hay que introducir cambios legales para que estos incidentes no se vuelvan a producir», aseguró.
Desde Podemos, su secretario político Íñigo Errejón dijo en «La Sexta Noche» el sábado que «entiende» que haya gente «que pueda sentirse ofendida cuando se pita un himno» aunque consideró que la libertad de expresión debe estar por encima de todo y la solución no es «prohibir» nada, sino «encontrar símbolos que unan». Para el portavoz de Ciudadanos, Matías Alonso, la actitud de Mas fue de «una satisfacción aparente ante el ataque colectivo a la figura del Jefe del Estado y el himno de España», y lamentó la «intolerancia» y el «absoluto desprecio» de algunos partidos a los símbolos nacionales.
El Gobierno vasco ve «fuera de lugar» y un «error» querer sancionar a los clubes por «una decisión de sus aficiones» y defendió que se está ante una cuestión «sociopolítica que merece otro tipo de reflexiones». Mientras los clubes se desmarcaban, el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, lo tenía claro: «Estamos convencidos de que los pitos serán sancionados».